25 de julio de 2012

Aunque duela...

No es fácil deshacerme de ti. Nisiquiera de los demás, entonces creo que puedes entender porqué sigues constante en mi, y si no lo entiendes, no importa, sería una prueba más de lo poco que importé.
En un momento cambiaste todo, fué tan rápido cómo es que me di cuenta, cómo es que me lo hiciste saber, que todavía intento digerirlo, aceptarlo, incluso entenderte para que duela menos.
¿Te diste cuenta? Realmente, ¿Te diste cuenta de lo que eras para mi, de lo que hacía y de lo que quería hacer por ti, de lo mucho que te amé...? Ojalá no, ojalá hayas sido tan desastrosamente despistado y tonto porque si de verdad lo sabías sólo demuestras lo gran imbécil que eres. Y a pesar, muy a pesar sigo queriendo a cualquiera de los dos.
Te extraño y no quiero hacerlo más, quiero no quererte, quiero dejarte fuera, lejos de lo que ahora estoy viviendo, ya no quiero torturarme más preguntándome porqué no me quisiste mínimo como me lo merecía, porque me dejaste sola aunque siguiera tomada de tu mano, porque no fuiste honesto y porqué demonios después de todo esto no te saco de mi cabeza.
Quisiera odiarte, renegarte al menos y tomarme de ello como pretexto para despacharte de una vez por todas, pero no puedo. No puedo, porque mi cariño hacia ti es más fuerte, las cosas geniales que me sucedieron contigo son mayores, aunque lo hayas tirado todo por la borda,  porque al extrañar mi vida en México, te extraño a ti.
Díganme tonta, pero no puedo. Ahora solo me queda darme tiempo, morderme los labios mientras te veo, tenerme paciencia y dejar que te apagues de a poco, aunque duela.

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