30 de mayo de 2012

Gente buena.

La gente buena, a veces dicen, que no es exactamente buena, sino tonta. Yo creo más bien que los tontos son los que piensan eso; aquellos que son buenas personas siempre terminan siendo marginados, usados, manipulados, maltratados por los imbéciles que basan su vida en ser malos, esto es, chingándose a los demás de cualquier forma posible, siendo egoísta, miserable y mezquino viendo por el bien propio sin importarle a quien le pasa encima.
A veces creo que soy buena o mas bien, como dicen, tonta. Y quisiera también esas veces, no serlo, para que el imbécil hijo de su puta madre no me pasara por encima. Pero más allá de eso, me encanta ser buena. No sé si sea porque así me lo enseñaron o porque crea en aquel mito espiritual de que al bueno, sólo cosas buenas le pasan o las cosas buenas que hace, tarde o temprano se le retribuyen. Será el sereno, pero me siento cómoda, útil y hermosamente humana siendo buena. Me satisface en realidad. Otras muchas tantas me enorgullece, porque ya no habemos muchos por ahí. Los hay, si, pero es dificil encontrar a otros buenos. Muchos se esconden para que los malos no los encuentren, otros se disfrazan de malos y andan todo el día con su cara de arrogantes y su tono vanal en la voz, pero en realidad son como un pan de dios. Todo esto, para que los cabronsísimos que logran que todo lo feo del mundo prospere y se desarrolle, no hagan más daño, al menos en ellos. Les funciona. Hay quienes tienen que fingir ser malos, otros se convierten en infiltrados de la maldad y hasta tienen que proclamar por ella para pasar desapercibidos.
Me da tristeza saber, que con el paso del tiempo, al parecer, los buenos hayan desvanecido y se hayan ido acabando poco a poquito. ¡Qué tan poco fuertes han sido! ¿Será cosa de la evolución? Si es así, debería estar a favor de todo lo mejor, por ende, lo bueno y hacer a los buenos, más buenos y además fuertes, para combatir con los malos. O quizás, aclarándoseme la mente, sea cosa del equilibrio, del ying y el yang, justamente del bien y del mal...constante lucha universal.
Qué díficil me es. Tan difícil sostenerme y seguir siendo buena. Al final del día, no creo que por nada del mundo, nada, nadita me cambiaría al lado oscuro, así llore, patalee y me encabrone con todos los imbéciles malos con los que tengo que tratar a diario.

12 de mayo de 2012

Cosas comunes.

Admiro a la gente con esa mente brillante, esa gente que no anhela jamás lo común, esa gente que mira más allá de lo que hay frente a ella, que es capaz de visualizarse haciendo, sintiendo, teniendo cosas distintas. A veces creo que puedo ser como ellas, pero cuando me encuentro casi con el adjetivo puesto me da miedo. Veo a la gente 'común' haciendo sus cosas comunes, viviendo al ritmo que se les marca, sintiendo, haciendo y teniendo las cosas ordinarias, las de siempre y son tan, pero tan felices. Entonces me pregunto: ¿Vale realmente la pena buscar más allá de lo que tenemos enfrente? Después de ser esa gente de mundo, de tener miles y millones de experiencias acumuladas que podremos compartir, cientos de conocimientos que podremos enseñar, palabras para decir...¿Seremos realmente felices?
No sé si quisiera seguir siendo gente común o si ya no lo soy. Porque sigo queriendo ser feliz, feliz, feliz con esas pequeñas cosas comunes de la vida.

10 de mayo de 2012

Quisiera que estuvieras aquí.

Hay experiencias, cosas, lugares...que siempre son mejores si se comparten. Que deben compartirse. Es maravilloso que estos dos elementos dancen en un mismo ritmo, se entrelacen y lleven un buen compás. Yo, ahora, estoy sola. Queriendo compartir todo lo que tengo con gente que ya no tengo o que está lejos. Yo quiero, porque el hubiera no existe. Quiero, no lo escondo, compartir cada segundo de mi nueva vida, contigo. Quizás por eso, y después de lo que ha pasado, yo sigo viéndote en cada momento, en cada lugar, en la gente, en una canción, en una película, en las cosas nuevas que aprendo, en lo que hago que no creí poder hacer, en lo que siempre quise hacer y ahora hago, en mis sueños, en mis mañanas y en mis trasnoches. No sólo te veo, te anhelo y hasta casi te siento.
Volví al principio. Llegué aquí con el estado emocional y sentimental parecido al que tuve cuando comencé a planearlo: sola, con unas ganas inmensas de no estarlo, con el hambre de compartirlo, la diferencia es que ahora sé con quién quiero hacerlo: CONTIGO, pero no estás, así que me quedo de nuevo sin algo fundamental.
Te extraño no porque me encuentre lejos, sino porque quisiera que estuvieras aquí.