15 de febrero de 2010

¿A partir de dónde, de cuándo o cómo es que uno comienza a sentirse vacío, a extenderse ese hueco en el estómago que sube a la garganta y la anuda? ¿A partir de cuándo se estiende el 'soy feliz' del 'no lo soy', del sentirse solo y de estar acompañado hasta en los sueños?

Es tan fácil perderse, que te hagan falta, que hagas lo que hagas no pase nada, que parezca que las cosas no se componen, que cuando crees que ya comienzas a tomar rumbo se sigue sintiendo el vacío entre los dedos y en el centro del corazón.

Todos sufren, mas, menos o igual que tu, pero todos lo hacen. ¿A partir de dónde bajas la guardia y pierdes la batalla primero que otros?

¿Dónde está la línea que divide ambos lados?

14 de febrero de 2010

Me he topado con gente que a mi parecer cree que siendo positivo ganará la batalla. No es así. El ser positivo de nada sirve si no hay acción, si no conviertes las palabras en hechos que trasciendan más allá del ser articuladas y escuchadas acaso.
No entiendo porqué cuando le dices a alguien que deje de tratar de decirte cómo hacer las cosas o que simplemente nada de lo que diga te ayudará, porque andas de genio, porque simplemente no quieres escuchar o porque te pusiste nefasto o por lo que quieran, termina despidiéndose, como si no se pudiera hablar de otra cosa.
Hay quienes se la pasan compartiendo a diestra y siniestra mensajes de amor, de paz, de sosiego, de bienestar y purasdesas y nomás no veo que salgan de perico perro. Hay gente quien habla mucho, que inclusive hasta bonitas le salen las palabras, pero que no convence. Para mí, es gente mediocre y conformista. El estar seguros de que estar bien con uno mismo es suficiente que vaya y chingue a su madre. Porque podré estar a toda madre conmigo mismo, pero si no tengo ni dónde caerme muerto, de nada sirve, porque en esta vida no sólo soy yo, también estan quienes hacen posible que yo esté.
Es como bien dicen vivir de aire, al día, inmiscuidos en su positivismo y confort. Chínguense el lomo como muchos, como la mayoría y déjense de filosofías altruistas, de surrealismos pobres y de esperanzas huecas.
A mi ya no me convence.

11 de febrero de 2010

Yo si choqué, no me chocaron II

Yo sí sé manejar...nomás que pasó y ya. Me estampé en la Caliber 2007 manejada por una ñora cincuentona que se preocupaba más por ir a dejar a los chamacos a la escuela, supongo que porque si no los llevaba tenia que hacerse cargo de ellos todo el día, que de cómo se encontraban o cómo se solucionaría el choque.

Hablando de otras cosas, pero qué pinches mermas y vueltas le hacen a uno dar en el seguro social nomás para que te puedan atender, por eso mucha gente se muere. Hoy tuve que estar desde las 6 de la mañana en la puerta para ver si acaso me podían consultar. Pues me dijeron que no, que la gente va a sacar cita un día antes para su consulta, aunque se esté muriendo. Les dije que necesitaba me vieran hoy mismo, que no podía seguir faltando al trabajo diciéndo que en el seguro me traen a vuelta y vuelta, que me había accidentado y que lo requería ya. La señora cara de urraca que me atendió osó decirme qué cómo podía yo haber ido dos días despues de mi accidente, si ya era miércoles. Yo nomás le contesté: '¿Requiere realmente que se lo explique?' puso su cara de agria y fué a ver si me podían ver en el consultorio externo llamado desfogue. Corrí con suerte y me consultarían a las 11:00 am. Eran apenas las 8:15.
Me devolví a mi casa y acudí a la clínica a las 10:30. Me atendieron hasta las 12:30, me hicieron una incapacidad por 7 días y me pidieron hasta el croquis del choque que hace el oficial de vialidad al momento del accidente para que puedan ampararlo como riesgo de trabajo. Me inyectaron otra vez, ya cuento con 5 distribuidas en mis 2 nachas. El collarin es tremendamente incómodo, y tengo que dormir con él un día más.
Volví a la oficina para hacerles llegar la incapacidad y resultó que la doctorsita la llenó mal, a ver si mañana no tengo que volver a hacer fila y sacar número para que me llenen de nuevo la papeleta.
Lo peor del día fué el comentario del inútil de mi jefe, quien al parecer no le gustó nada que me hayan incapacitado: 'Trata de que ya no te incapaciten más. Salimos mal en ventas el mes pasado y David no puede seguir sentado en tu puesto'.
Solo le esbosé que gracias por preocuparse por mi salud, que haría lo posible por recuperarme, y que, el que el mes pasado haya salido mal en ventas y que me hayan incapacitado no era mi culpa.

Ese tipo es un verdadero imbécil, porqué no se pone mejor a hacer algo él y deja de chingarme el alma, en vez de sólo estar sentado en la computadora haciéndose pendejo y escribiendo pésimamente mal con un solo dedo.
Pendejo al fin y al cabo.
Por lo pronto, seguiré con el collarin 12 días más, me picotearán las nalgas 3 veces más y el lunes volveré a la chafa oficina donde sin mí no hacen nada.


8 de febrero de 2010

Yo si choqué, no me chocaron.

Eso de ver nada más para arriba no es chido. Entré al hospital viendo al techo y escuchando las voces de los paramédicos y de las enfermeras. La camilla se sentía que pasaba por una calle de terracería y brincaba al mínimo movimiento; el cuello no dejaba de dolerme. Estaba asustada, helada y con unas ganas tremendas de hacer pipí.
Lo primero que hicieron fue encuerarme. -'Le voy a quitar el brassiere'- dijo una enfermera y me metió la mano en la blusa. Yo nada más tenía los ojos pelones y miraba la cara de un muchacho que me medía la presión, sentí como me quitaron los zapatos y me bajaron el pantalón...
-¿Qué le duele?-
-El cuello, la espalda y la rodilla izquierda, mucho...

No sé si en realidad te hacen esperar mucho, pero los minutos me parecían eternos, entre que el doctor llegó a revisarme y me llevaron a rayos x, sin moverme y sólo mirando al techo era desesperante la espera.
Me inyectó el joven de ojos negros que me llamó por mi nombre. Ya no podía más, me estaba orinando y pedí poder ir al baño.
Mi papá me estaba esperando afuera. Salí del hospital de pie, con un esguince en las cervicales y un moretonsón en la rodilla. Apenas crucé la puerta del hospital, no pude más. Me solté llorando y conforme las lagrimas salían la espalda se me hacía mas liviana. Seguía asustada y nerviosa.

La ambulancia duró más de una hora en llegar. Por mi cabeza sólo pasaba el que había desmadrado el carro, en que no estaba bien, en que había tenido la culpa y en que me iba a salir caro.
Yo choqué, no me chocaron. Mi jefe, un compañero de trabajo y mi papá estuvieron conmigo.
Las manos me temblaban, llamé a mi jefe, al seguro y a mi papá en menos de un minuto. Jamás me bajé del carro hasta que me sacaron los paramédicos. Ocasioné una carambola y no, no le iba viendo las nalgas a un cabrón...pasó y ya.
Nunca había chocado, jamás me habían trepado a una ambulancia y tampoco me habían llevado al hospital.
Ni pedo...ya me tocaba.

3 de febrero de 2010

Estrés

El estrés, definitivamente es peor que andar en los días de tomate pateado, descongelamiento de chuleta y purasdesas....

¡Es horrible! qué hormonas ni qué nada... Es la monstruación a la mil potencia toooodos los días.

Dios me guarde para no volver a pasar por esto.

1 de febrero de 2010

El sábado me dijeron algo que si hubiese sido hace unos años andaría como gallina culeca, toda créida e ilusionada, me dijeron algo que se que es verdad, pero qué bonito es escucharlo.

Yo no entiendo mucho a la gente, a las circunstancias o a como a veces si y a veces no. Lo que si entiendo es que uno no es el mismo, que sólo basta con cómo te mires cada mañana, de cómo sonrías para ti mismo y de cuánto te quieras para cambiarlo todo. Basta con que te gires, con que te des cuenta que no necesitas algo únicamente para ser feliz, para que de pronto lo tengas. Las cosas siempre cambian y para mi seguirá siendo de esa manera. Lo que antes creía me hacía falta, ahora quizás ya ni me interese o tenga el mismo efecto.

Pero tuvieron toda la boca llena de razón: soy una mujer digna para enamorarse.