16 de noviembre de 2013

Al parecer, no soy la única que se siente así:


"Y dejo que hagas de mi memoria el hogar más cálido


el que siempre deseaste.


Ahí te quedarás hasta que el pecho deje de doler


y los nudos en la garganta se deshagan."


Universalidad a todo lo que da.

10 de noviembre de 2013

Escribo para llorar.

Como ya la mayoría de los dos chicharos que me leen, se han de haber dado cuenta, leen nomás mis puras amarguras. Amarguras, que se deshacen un poco cuando las escribo. Escribo para desahogarme, para que las penas se me hagan menos; y es que la neta a mi todo me duele. "Eres una chillona, siempre has llorado por todo" decía mi mamá hace años. ¿Y cómo no? Si llorar me vacía el cuerpo de tristezas, de estrés, de toda esa porquería que no me hace falta y también demuestra cuánto es lo que siento dentro. Escribir entonces, es como llorar, la terapia que encontré cuando romper en llanto no se debía o estaba mi madre cerca.Tengo un corazón de pollo y al contrario de lo que todos piensan, inclusive los más cercanos, no soy esa 'jija de su', cabronsísima que creen. Soy una sentimentalista innata, una sentida experta y una llorona empedernida. Lloro, mucho, pero sola, cuando nadie me ve, por las noches o en la ducha, en mi cuarto debajo de las cobijas, en un baño público vacío, frente a la ventana. Cuando hay gente, me aguanto, todo lo que puedo, (una vez casi me ahogo con el nudo de mi garganta), otras tantas no lo logro y las lágrimas se me salen, despacito, calientitas, como aquel día en el pecero en el DF, cuando iba rumbo a Coyoacán y se extendieron hasta el metro y no traía papel para secarme los ojos ni soplarme la nariz. Me da vergüenza. "Eso de llorar no es para los fuertes". Hay que aguantarse como las machas, no puede ir uno llore y llore sonándose los mocos por la calle, en el super, en la escuela o los fines de semana en el bar. Por eso lloro mucho, pero sola. Por eso creen que soy dura, recia y muy fuerte. Pura mentira. Soy bien nena.
Así que ya saben, escribo para llorar y siéntanse dichosos de verme hacerlo en público cada vez que me leen.