30 de enero de 2009

He traido esta canción todos los días.... Definitivamente fué la de la semana. Me hizo recordar Concerto 08 y a ese mimo bajo la luz del reflector con su guitarra cantando re te bonito esta rola. Hasta me emociono.

Disfrútenla.

27 de enero de 2009

Desempleada again

Ayer el gerente don miserias puras mermas acá Alfonso Escobar me llamó y enfrente de mis compañeros de oficina me dió las gracias y me mandó muy elegantemente a chingar a mi madre. No me van a renovar contrato, por que no hay presupuesto, porque bla bla...porque en Monterrey no se que...y bla bla...

Y yo nomas asentía con la cabeza. Desde que me miró a los ojos y comenzó a hablar la veía venir. Estuve tranquila. Pero de cualquier manera y aunque solo lleve un mes ahi, a nadie le gusta que le den las gracias y lo retiren de su trabajo.

Ni modo. Algo me decía que no debía comprar ese boleto de avión y que no iba a ir a Rio Frio.

Desempleada en unos cuantos días.

El viejo abeto.

Todos sus años los pasó debajo de ese árbol. Cuando llegó a ese lugar ya estaba ahi, erguido, fino y sereno cual cadete ruso (si, aqui son rusos no ingleses), inmaculado y rigido, de esos que usan sus sombrerotes peludos y visten de rojo.
De niño disfrutaba de su sombra en días de verano y más en aquellos que eran sumamente calientes y el sol quemaba tras pasar unos pocos minutos bajo su candente luz. En otoño parecía que era el único que no entristecía y que se despojaba de su vestido transformado en color café, así como les pasa a los demás. Su color solo de verde profundo pasaba a ser un poco opaco pero ahi se quedaba, no perdía ni una hoja. Y cuando nevaba el color blanco y el frio invierno lo arropaban cual sábana de seda.
Pasaba las horas debajo del árbol. Sus primeros pasos los habia dado justo ahi, agarrado de la verja que dividía la pradera de la extensión de su casa hacia el granero y donde
vivian los caballos, que con tanto empeño su padre y su hermano cuidaban. Eran dos, una vieja yegua negra y terca como ella sola, habían durado meses para poder amansarla y cuando lograron montarla su padre se rompió una pierna al caer sobre la pila de agua, sin agua; el otro era un manso y café claro caballo llamado Rocinante, debido a la afición de su madre por Cervantes Saavedra y el caballero armado Don Quijote. Disfrutaban cada domingo de una comida al aire libre. Su padre y él habian construido la mesa de campo y lo recuerda bien pues a sus 7 años no habia conseguido ser muy ágil con el martillo y los clavos parecian ser demasiado pequeños y no le atinaba mas que a su dedo gordo quien de un golpazo amorató la uña y tuvieron que arrancarsela.
Esas comidas eran gloriosas. Su madre preparaba lo de costumbre y a veces los sorprendía con un delicioso postre, pero a él le encantaban los panesillos de avena y el postre de manzana y platanos con crema no lo cambiaba por nada. La mesa se llenaba de comida abundante y en ocasiones sus tíos y primos llegaban de visita desde el pueblo de a lado.
El abeto era su cómplice. Tantas travesuras habia hecho ahi. Aquel día que su primo Eugenio colmó su paciencia y que en vez de ser apoyado su madre lo regañó por no querer darle gusto a los caprichos y boberias de aquel niño mimado por el hecho de que era el invitado, acudió a alojarse entre las ramas y se escondió. No respondió ante las llamadas y búsquedas de su familia. No deseaba hablar con nadie. Ahi arriba estaba seguro y se sentía capaz de perder aquello que le agobiaba. De ahi en adelante subía al abeto y miraba al horizonte, reflexionaba, leía un buen libro, lloraba de rabia o de felicidad, habia encontrado el mejor refugio.
Bajo ese viejo y grande árbol se habia enamorado de Azucena, el amor de su vida, le había besado los labios por primera vez y tomado su mano; ahi justo le declaró su amor y ahi mismo la despidió cuando se alejó a la ciudad.
El abeto resguardaba sus memorias, a su perro pastor aleman Barrabas, enterrado bajo ceremonia y muerto por inyección letal en la veterinaria, prefirieron dormirlo que dejarlo
sufrir con esa extraña enfermedad que lo atacó; su tiempo perdido y el tiempo invertido en esa vida campirana que le tocó vivir y que convirtió su cabello rubio en cano y que puso en sus ojos arrugas de sabiduría. Cuando su padre murió, a sus 20 años tuvo que hacerse cargo de la casa, el granero, los caballos y su madre. Su hermano había hecho lo que Azucena, huido a la ciudad para estudiar y si acaso su suerte no hubiera sido convertirse en el hombre de la casa, muy probablemente no se hubiera ido de ahi, estudió la preparatoria en el pueblo vecino y los aires universitarios no eran para él, sentía que ahi estaba su lugar.
Vió irse los años, morir a su madre y regresar a su hermano, a Azucena casada y con 2 hijos, a los propios y a otro perro guardián dormir bajo el cobertizo crujiente de la casa.Veranos intensos y crudos inviernos, los días y las noches, pero aquel abeto, árbol firme y sereno seguía ahi, como aguardando el día en el que la tierra se lo tragara o su fuerte tronco se convirtiera en ceniza.
Volvió a mirar hacia el cielo y susurró su último deseo: -'Quiero que me entierren bajo el árbol'- Y cerró sus ojos, para que su alma ascendiera al infinito dejando su cuerpo para
que se hiciera uno con el amigo de toda su vida.

24 de enero de 2009

Era domingo y Cristina estaba algo inquieta, con la boca reseca y con calor a pesar de que afuera hacía un frío de esos, de los clásicos de su región, donde cala hasta los huesos y el aire raja la cara, sonrojando las mejillas y helando la nariz.
Su madre estaba a punto de partir a reunirse con una amiga para tirar el chal, tomar café y mordisquear elotes tatemados, era entonces oportunidad para que tuviera la casa para ella sola, como muchas tantas veces, como casi siempre. Contaba con 2 horas, según había calculado y estaba a una llamada de poder quitarse esa cosquilla del vientre bajo que desde que despertó le había dado lata.
Moisés era un chico alto, blanco, de complexión robusta y de cabello lacio y claro; era quien en ocasiones había ayudado a Cristina para que esas cosquillas desaparecieran, de hecho había sido el primero en tener una segunda ocasión. Cuando lo conoció le agradó mucho a la vista, pero lo peor de Moisés no era que usara frenos o fuera algo despistado, era su voz: 'Habla como pendejo' pensaba ella, su tono de voz no era muy grato y la forma en la que arrejuntaba la saliva entre sus dientes y lengua menos. Ligero detalle que dejó de lado el día que consiguió callarlo con sus labios y terminaron tocandose dentro de un incomodo bocho una noche de julio, de las preferidas por Cristina, porque no hace mucho calor y dormir a la interperie es delicioso.
Comunicarse con Moisés ya era fácil, una llamada bastó, para que en 30 minutos estuviera tocando a la puerta. Cristina se dió un baño y se perfumó, usaba una bata de baño color rosa que cubría su redonda figura y que hacía notar la gravedad sobre sus redondos senos. Con cepillo en mano abrió la puerta e hizo pasar al chico, ya sin frenos, con unos cuantos kilos de más y con el cabello corto.
Se miraron y dijeron solo un hola, cuando sus labios se hicieron una sola boca. Ese sabor a cigarro añejado combinado con chicle de menta que compartía Moisés y el olor a floresillas del shampoo de Cristina, impregnó el ambiente; sus manos rodearon las caderas y tomaron de la cintura a Cristina, los besos comenzaban a ser más largos e intensos, sus lenguas se entrelazaban amelasando la saliva. La temperatura aumentó. Ella se giró hacia la pared y se avalanzó para que ésta tocara su espalda, apoyarse y colocar su pierna enredada en la cadera del joven.
Las ansias abordaron a Moisés y quiso arrancar de tajo la bata de baño que cubría el cuerpo fresco de Cristina pero solo consiguió abrirla a la altura del escote, quizás porque se dió cuenta que era mejor no ir tan rápido, metió su mano y masajeó el busto, suavemente como si fuera la primera vez que los sintiese, explorandolos para conocer el territorio donde probablemente podría perderse. Ella se dejaba querer, de la mejor manera que sabía y se le ocurría en ese momento. Y sentía el aliento del otro en su oído y se le ponía la piel chinita. Moisés se dió cuenta que su compañera no traia ropa interior y eso lo exitó mucho más, de pronto la cargó y de dos pasos ya estaba en el sillon de la sala, con ella sentada sobre sus piernas, mirandolo a la cara. De repente ella se detuvo de tajo, quitó sus cabellos de la cara y jadeando lo miró a los ojos. No hubo que hacer otra cosa. Esos ojos oscuros, penetrantes y transparentes lo dijeron todo. Él desamarró la cinta de la bata y despacio la desvaneció entre sus hombros y cayó al suelo. La piel desnuda de cristina erizaba la de Moisés, ahi estaban ese par, desbordantes, hermosos y solo para él.
Cristina lo besó de nuevo...poco despues, la cosquillita comenzó a desaparecer como si él dentro de ella rascara su vientre y diera alivio despacio y plácidamente...Una, dos...varias embestidas y los músculos de los muslos tensos. Sudor, calor... Terminó.
Las cosquillas se fueron. Ella se vistió y lo despidio con un beso lánguido en los labios. El salió de la casa sin mirar atrás. Y los dos, a su manera, esperando las cosquillas, esa llamada y el encuentro furtivo una vez más.

10 de enero de 2009

De quién y cuándo...

Dicen por ahi que el amor llega cuando menos lo imaginas, o bueno, si no es el amor, de perdida el gusto por alguien. El sentir maripositas en la panza que revolotean incesantes cuando ves a ese alguien o simplemente lo piensas se siente chidito, el suspiro, el flirteo, los guiño guiño, las sonrisitas jiji jeje jojo; se respira amor!

Se pone la cosa buena y dificultosa cuando te gusta alguien que supuestamente no es para ti o al menos eso es lo que dicen o te hacen creer, pues la emoción de lo prohibido y de que te costará trabajo te propina una buena dosis de adrenalina y eso, adrenalina mas amor, ¡uff! Hasta aqui todo esta bien, pues entre las frases de vida, romanticonas, sensibles y hasta las que encontramos como 'citas citables' está esa que dice que todo aquello que a uno le cuesta más trabajo es lo que más satisfacciòn nos da, o al menos por ahi va, pero cuando de plano si, ese gusto y querer por alguien nos da en la madre o pasamos a perjudicar a alguien más (aparte de a nosotros mismos) es cuando más se sufre.
Se sufre porque no te pelan, por distancias, por que no esta disponible, porque tiene otra preferencia sexual (chin!) o por lo que quieran, ya ven que en esta viña del señor hay de todo.

A mi me han gustado montones de hombres, desde los fuertesitos, greñudos, flacos, chaparros, altos, morenos, blancos, pandrosos, pelones, formales, mayores, menores, de aquí, de allá y hasta gays (ups!) pero ha sido de pocos de los que he podido engancharme o en dado caso, medio enamorarme o enamorarme completa y locamente.

El primero, fué en el kinder, ni me acuerdo de como se llama ni mucho menos tengo una idea de como pueda ser ahora, pero tal vez ya ni se parezca, recuerdo vagamente su rostro, pero era alto y delgadito, con el cabello lacio y una bonita sonrisa; eso, precisamente es lo que se ha convertido como en una insignia, un estigma que los sigue y que me atrae, una bella sonrisa, es como el común denominador de un hombre atractivo para mi; recuerdo cuando un buen día se sentó a mi lado e hicimos juntos un dibujo pegando sopa de coditos en la hoja.
Cuando me miraba y sonreía me latía el corazón bien rapido y sentía las mejillas calientes. En la fila se sentaba en ocasiones a un lado de mi, y era cuando agradecía infinitamente por la acción; usaba converse...era hermoso! Pero me cambié de casa y jamás volví a verlo.

Otro incauto que me hizo sufrir fue un pelele. Maldición, creo que desde ahi fue cuando me fijé en uno equivocado, uno siempre tiene su tropezón. Era un niño delgado y moreno, activo, de boca pequeña, de cabello rizado y que siempre traía gorra y montaba su bicicleta. El día en que tuvo la ocurrencia de decir que mi ser valia madre, me destrozó el corazón. ¡Mocoso inverbe! y ahí va la otra, sénsible y llorona a desquitarse en el rincón llorandole a la almohada, y es que no solo me había yo dado cuenta que ni de milagro le gustaría, sino que además el muy pinche me había ofendido y cañón. Después me enteré que deliraba por una de mis amiguitas y que esta jamás lo peló, andele!. Me terminó hablando despues, y años más tarde los rencores se fueron y me di cuenta que era solo un pendejo, que yo era bien fregona y que ni estaba tan guapo.

En la secundaria, hormona a todo lo que da y edad en la que estas bien pinche feo, hubo más chamacos. Siempre sucede, por lo regular, que quien esta bien gacho en la secun, medio se compone en la prepa o hasta en la universidad o de plano con los mismos golpes de la vida, y que, los que eran los rompecorazones y se enlistaban en los 10 mas guapos del salón, los que tenian un pegue bárbaro y envidiable, se ponen bien feos o pierden atractivo. Sabrá porqué, yo digo que ha de ser porque las mocosas que se desarrollan bien rapido y que son curvilineas entre los 12 y 15 años cuando el metabolismo cambia y crecen se ponen gordas, se apendejan y las embarazan, los hombres a veces sufren la fama, se les hace su panza chelera o se vuelven unos peleles. Yo la verdad, era fea y sin gracia, ñoña y sin nada de atractivo, lo seguí siendo en la prepa y ahora que terminé la universidad ya no estoy tan tirada a la basura, pero sigo sin ser muy bonita, gracias a Dios que hizo justicia y al hombre que creó el maquillaje.

Cuando estaba en segundo grado y vivía una de las etapas extrañas de mi adolescencia donde mi agrado por estar rodeada de mujeres era casi nulo, por lo que me juntaba con puro chamaco y tenia contadas amigas, apareció el amor platónico más grande que jamás he tenido. Teniamos hora libre y quería estar sola, me senté en una banca y frente a mi un grupo de chavos de otro grupo jugaban futbol, entre ellos, estaba él: blanco, chaparrito, con una sonrisa gigante y unos ojos transparentes. La verdad no se qué fué lo que me gustó más, si su sonrisa o ese no se qué que que se yo que le ví. Lo amé en silencio poco tiempo pero de igual manera lo que restó de la secundaria y parte del primer semestre de la prepa. Todos se dieron cuenta que moría por él, la maestra de danza, el profesor de matemáticas...Su novia y las amigas de ésta no dejaron de fastidiarme confiadas y a sabiendas de que nunca me haría caso y así fué. A pesar de eso le agradezco que fuera sensato, que no me diera falsas esperanzas y despues me bateara, que agradeciera mis cumplidos, que me mirara con su sonrisa encantadora, que pronunciara mi nombre humildemente y que fuera lo suficientemente inteligente de lidear con la tonta que gustaba tanto por él, sin hacerle daño. Jamás he vuelto a conocer a alguien como él. No era guapo ni mucho menos y tampoco mejoró con los años, pero qué bah! para mi era el ser mas irresistible del planeta. Lo he visto contadas ocasiones desde la última vez, creo que es un oficial de transito y a veces me imagino el momento en que nos topemos y me reconozca o no lo haga y tenga que decirle quién soy y se asombre de cómo y de lo que soy ahora, que vea que la fea sin gracia pues ahora ya la tiene. Sería grato volver a ver sus ojos de frente y contemplar su sonrisota.

Mientras todos en la secun sabían de mi gusto por el chaparrito sonrisiento, cuando estaba en tercer grado llegó la primer desilución amorosa de mi vida: Noé. Este niño me conquistó adorablemente, era popular y simpatico. ¡Que esperanzas que alguien asi y ademas menor se fijara en una! Y falsié, caí redondita. Era chaparrito, más pequeño que yo, tenía que subirlo al cordón para que se viera más grande, tenia unos ojos enormes color miel, una boca delineada y bien roja, pachonsito pachonsito. Fué al primero que tomé de la mano en público, que besaba por horas y que siempre sabía a pastillas sabor uva. El primero y el único que me ha mandando un detalle con un peluche por florería. Despues de un noviazgo corto, que para mi fué mucho, me aplicó la clásica, ahí tuve mi primer lección, y se portaba distante, extraño...hasta que un día me armé de valor y le pregunté qué pasaba y me dijo adiós. Me cambió por otra lepa, blanca, chaparra y con unas tremendas orejotas. Lloré, para mi era inconsebile la cobardía que me habían hecho y me sentí piltrafa e insuficiente. Sufrí y bien, mientras el descarado al día siguiente se contoneaba con esa 'orejas de tuba' sin ningún reparo. Y mis amoríos en la secundaria terminaron.

Pasó por mi boca y piel algún que otro, de esos que bien sabías no podias sacarles nada bueno, de los que no resultó como esperabas, los que se iban y ni rastro dejaban, los vanales...Cuando conocí sin querer queriendo a mi relación más larga, estable y bonita que he tenido. Jorge moría por mi amiga Brenda y se esforzaba por llegarle, pero ella no le hizo mucho caso. Despues de todo fue inteligente y se hizo mi amigo para ligarse a la mia y nos dimos cuenta de todo lo que teniamos en común. Delgado, moreno, de ojos grandes, músico, poeta, loco y extraño...ese hombre era todo lo que yo había pedido y me dió los años más felices, la época más especial de mi vida, la prepa. Con él nada faltaba, siempre sabía como sorprenderme, podía ser yo. Creo que el único que me ha amado realmente y el único con el que he pronunciado esas sutiles palabras. Una tarde saborié el beso más delicioso y largo hasta hoy, nos dimos la muestra y la primicia para estar juntos. Un 20 de enero, despues de nuestra 'tocada' con el remedo de banda de rock que formamos entre el grupo de amigos, nos hicimos novios. Todo fue perfecto, pero la vida no lo es, así que terminó. Lo acabé, por miedo tal vez, por que no me parecia suficiente, porque me vi avara y quería algo más o porque simplemente crecí. A partir de ahi los músicos son mi delirio, los intelectuales y con buen humor me atraen.

Cabellos rizados, biceps formados, amigos, ligues involuntarios y más bocas besables pasaron lista. Y llegó el último, el hombre que me quitó el sueño, que me arrancó la tranquilidad y que me volvió otra, ese por el que dejé de ser yo, me amargué, cambié y lloré por años. Llegó a mi vida formalmente un día de fiesta, se convirtió en el ligue de la noche con el pretexto de una pastilla de menta y me besó. Un antro con cerveza barata y luces bicolores nos enredaron. Alto, de ojos pequeños y una nariz grande, un lunar junto a la boca y la capacidad de caber en su auto enredando las pies en el volante, unas manos suaves y siempre tibias, su olor característico que me perduraba por horas aun habiendose ido...me enamoré, esta vez de alguien diferente. Y volví a sufrir, muchote cuando se fué. Esta vez ya estaba en la universidad, todo el segundo semestre nos vió juntos.

Tiempo despues fijé mis oclayos en un tipo blanco, de ojos grandes y a mi parecer harto guapo. Volví a sentir esas cosquillitas y el afan incontenible de acercarmele. Le gustaban los Beatles, el buen rock y era inteligente. Al parecer no pudo lidear con mi acoso semiromantico-sexual pues me mandó al carajo con el pretexto de que era hostigado por mi persona, cuando llamé dos veces a su casa, le dejé una nota en el auto y lo invité a salir todo en un lapso de un semestre escolar, cuando pensé que le agradaba despues de tomarme de la mano e invitarme a pasar el resto de la noche tarareando canciones de los beatles en su camioneta mientras que nuestros amigos se divertian en un rave. Venga, logró que pudiera escribir cursilerías de nuevo y de que creyera que podía empezar de nuevo. Eso, se lo agradezco.

Luego mi primera vez desastrosa. Vinieron las segundas, terceras y décimas veces...hombres que vienen y van, tontos, imbéciles, seductores, sin chiste, galanes de poca monta, niños, criaturas adorables, besos, insinuaciones, copas, bailes, flirteos, primeras citas que no tuvieron segunda...

Hace dos años, me enamoré de un pelirrojo de cabello rizado, fan de los beatles, psicologo, que toca el bajo y la guitarra, que tiene su banda, ocurrente, simpático, alto, delgado, que adora mi mamá y bien chulo pero que vive en Culiacán. ¡Oh my god! lo que hace el interné. Me arriesgué y fui a verlo de sorpresa a su tierra. Los mejores 3 días de abril que he vivido, la mejor semana santa. Y en eso quedó, en un manojo de sentimientos aflorados pero cortados de tajo por el miedo, la decepción, los fantasmas del pasado y la distancia. Y pensar que estuve dispuesta a dejarlo todo, a seguir otro rumbo, a cambiar de aires, a aguantarme como las machas y a cultivar una relación, para que él no se atreviera. Otro tropiezo.

A la fecha me agrada un hombre que muchos dicen es gay,pero que yo digo que no, porque asi quiero que sea y porque él me lo dijo, que me ha confesado ser mi admirador en cuanto al baile, sensible, caballeroso, inteligente, alto, delgado, moreno, de ojos y boca grande bien guapote. El primero que adoro que use sombrero. Me agrada lo que soy para él y lo que puedo llegar a ser con él. Es callado, tierno y bien extraño...pero lo más seguro es que ni siquiera llegue a estar más cerca de él que cuando lo tomo del brazo y bailamos juntos.

Total, que despues de todo, aqui sigo...enamorada de eso que dicen es el amor. Encantada de sentirlo sin temor a que vuelva a equivocarme, a encontrar de nuevo el erroneo. Y es que cuando mas lo buscas se esconde y cuando ni le haces caso, llega, te ataca desprevenido y es como una bomba al organismo.

Cosa mas chidita que eso, casi no hay.

7 de enero de 2009

Niu job

Ya cumplí una semana en el trabajo. Esa oficina es mucho más pequeña que la que tenía y compartía en el pasado trabajín. Ahi de plano no se convive con mucha gente, si acaso con la mujer enanita que es la recepcionista que esta saliendo por la puerta por la que paso para ir al baño y con Toño, el chamaco que estuvo conmigo en el CBTis un semestre, entró a danza unos meses, me lo besuquié y que ahora es el chamaco de sistemas y novio de la chica que me dejó su puesto. Y pues claro, con el par de personas con las que estoy metida en la oficina: Jesús y Laurita. El primero un chamaco moreno bien gay, que viene de otra ciudad, vive solo y se la pasa cantando cancioncitas poperas todo el día y la mujer, que más bien parece un travesti o un joto sin pito; alta, ojona, trompuda, con manos grandes y con una voz como que fingida pa' adentro, asi bien rara. Me caen bien de todos modos.

Hay un tipo que me parece guapetón que no se ni en qué departamento está ni que hace, solo que se llama Ivan y que le tocó el monito en la rosca y llevará tamalitos este próximo 2 de febrero.

La que esta en R.H. trabajaba en Quiu mkt, antes de que quebrara y cuando aún trabajaba yo ahi.

Me pagan poco, pero de cualquier forma estoy a disposición de otro mejor.

Solo espero que llegue el dia 15!!

3 de enero de 2009

Aniversario featuring Absurda

Mi bloguesito leré ya cumplió un año, y sigue tan perdido en la interné que naiden lo lee. El día 23 cumplió su primer aniversario y no, no le hicimos piñata con dulces, ni siquiera pastel; para ser sincera lo olvidé. Sabía que para estas fechas era que lo había abierto, pero no me preocupé en acertar el día.

El 2008 fué muy bueno, en realidad no me quejo, no puedo, ni siquiera quiero hacer memoria de las cosas no chiditas que pasaron, porque no valen la pena, y sopesando las cosas chiditas, son realmente insignificantes.

El 2008 fué un muy buen año. Que Dios siga bendiciéndome.


-------------------------------------------------------------------------------------------------

Soy tan absurda cuando te nombro, tanto que tus sílabas casi me besan la frente, me rosan las pestañas y me susurran falacias detrás de la nuca, mientras simultáneamente me rosas el cabello con la punta de los pies, frotas tus manos con mis codos y calientas la helada memoria lánguida dormida en mis sienes; desfibras mis intestinos con tu lengua afilada y apagas mis movimientos convirtiendolos en peleas escudriñadas.
Soy tan absurda cuando te pienso, porque bailo con tus sueños, porque desayuno pan con café cargado todas las noches mientras tu adios sorbe poco a poco mi descaro.
Soy terriblemente, tontamente absurda, loca...cuando te siento. Porque mis manos no tocan, ven; porque mis ojos no miran, huelen, porque mis oidos gustan y mi lengua escucha.
Soy tan bizarra como yo sola, como nadie, como los duendecillos rosas y lampiños debajo de mi cama que hacen fiesta cada 5 de cada mes y se embriagan con jugo de apio.
Soy absurda cuanto te pienso, porque me creo historias, me las cuento sentada frente a la ventana, con finales no felices pero trayectorias satisfechas; porque te sueño sentado inmovil diciendome cosas bonitas y yo vuelo mientras te beso los parpados.
Soy absurdamente yo cuando estas, cuando existes. Soy y es lo que importa.