31 de octubre de 2009

En ratitos...

¿Eres feliz? Preguntaron, ya ni recuerdo si fué alguien que no me veía desde hace tiempo o uno que miró mi cara apachurrada, aquel al que le parecí más flaca o quien conociéndome me notó algo distinto...es más, quizás hasta yo misma en esos momentos de baño y agua donde platico conmigo misma.

En ratitos-contesté. Y hasta ahí. No hubo interlocutor que dijera palabra, ni pío.

Cuando me puse a analizar qué chingados había yo dicho, no supe ni qué, ni cómo ni dónde ni nada de nada. No encontré razón por la cual dije yo tremenda cosa. Después lo volví a cabilar y me di de nuevo la razón: Bah, pues si es cierto, soy feliz en ratitos...no siempre.

¿Y porqué en ratitos?

La felicidad es tan meramente subjetiva. La puedes perder en un segundo y descubrirla en otro. Todo depende de lo que tengas en la cabeza, en los nervios y en las manos. Por eso es que digo que soy feliz en ratitos. No todo es miel sobre hojuelas, sin embargo, Dios aprieta pero no ahorca.

A según creo yo, que mejor deberían preguntarme si tengo todo lo que quiero, si he conseguido lo que ansiaba me diera paz, tranquilidad y ratitos sublimes de endorfinas; entonces diría que si. Que lo he conseguido un montonal de veces, esporádicamente y a veces hasta sin querer.

La felicidad se me da en ratitos: cuando llego del trabajo y veo a mi madre, cuando llega la quincena, cuando bailo, cuando me besan y siento mariposas en la panza, cuando me dicen que me quieren y me lo demuestran, cuando al no esperar nada de la gente te dan mucho, cuando existen las sorpresas divinas, cuando como mucho, cuando voy al baño, cuando duermo sin tener que despertar temprano...

No soy feliz todo el tiempo, pero lo intento siempre, porque cuando no estan esos ratitos chiditos, lucho para que vuelvan, y son entonces esos ratos gachos, mal habidos y crueles los que hacen que sepan mejor.

No soy feliz siempre, pero no tengo nada para no conseguirlo, no es tanto aquello que lo impide.

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