6 de mayo de 2009

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Dicen que hacerse tonta es bien fácil; yo creo que si, que es menos complicado engañarse a uno mismo, ya vas predispuesto a que te vas a tener que creer aquello que te quieres hacer creer, digo convencerte a ti mismo resulta al final, teniendo previamente la intención, más fácil que querer convencer a otro de algo.
Yo creo que es por eso que vemos por esta vida loquita a mucha gente convencida de que es feliz, de que es bien chingona y/o de que nada le falta, a pesar de que muchos otros crean que no, que no esten tan seguros de que haya razones suficientes para que esa persona sonría diariamente, de que sea segura de si misma y este en paz. Ellos lo deciden, se convencen a si mismos de que ser feliz es lo mejor y no se realmente cómo lo consigan, qué terapia mental o emocional usen para levantarse todos los días y disfrutar de aquello mucho o poco que tienen, simplemente ellos deciden.
Si bien es cierto que a cada quien le dura el sufrimiento hasta que se deshace de él, da igual con la felicidad.
Hoy me levanté queriendo decidir ser feliz o al menos comenzar a creer que con lo que tengo, lo que me sucede, lo que soy y lo que hago puedo serlo. Quiero empezar a convencerme de que asi es, aunque muchos puedan opinar lo contrario. No sé si sea porque amanecí de buen humor y el genio que traía trepado se me fué, pero es que no hay de otra. Las cosas a veces no te llegan como quisieras que llegaran, pero de que llegan llegan y creo que convencerme de que con ellas se pueden hacer las cosas para tu beneficio sería algo realmente bueno.
Yo decido.

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