3 de mayo de 2009

Princesas y putas...

A David le he leído muchas cosas buenas, bastantes como para considerarlo un buen escritor, me agrada su estilo. Alguna vez en su bló leí esto, en realidad la última entrada de éste, y en éstos días entre charlas, pregones, murmullos, corazones primavera y demás me acordé de lo que citó.

'A las putas hay que tratarlas como princesas y a las princesas como putas'.

Y a ellos, ¿cómo demonios se les debe tratar?, ¿qué tan lógica o sensata [cómo calificó él] es esta estrategia?, ¿y si a mi me da la gana de ser las dos cosas...? ¿y si no soy ninguna? Hablando desde el otro extremo del asunto no sé si se deba tratar a los príncipes como putos o a los putos como príncipes, primero porque los putos no se merecen ser tratados como príncipes y segundo porque los príncipes no existen.

Yo llevo ya algunos años intentando dar una con ellos y no se me da. Es como cuando te dicen 'tratalos mal y los tendrás'. No es de ninguna manera mi estilo, no me sale ser una pronta, puta, culera, interesada y arpía con ellos ni con nadie. En realidad no me cabe en la cabeza esa reglita pendeja y mucho más increíble me parece cómo es que a veces puede ser tan cierta. Lo admito, lo he intentado, pero no, jamás he podido. ¿Cómo puedo tratar mal a alguien que me gusta, que me interesa? Y sin embargo, hago todo lo que puedo, me esmero, soy chidita, hago las cosas bien...y terminan mandandome a la fregada tarde o temprano, todos justo antes de la etiqueta de 'novios'...si amigos ni a eso llego.

¿Qué es exactamente lo que se hace mal o demasiado bien? ¿Qué es lo que falta o lo que sobra? ¿En dónde está el error? ¿Qué debo ser entonces, puta, princesa, quimera...pendeja?

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