22 de septiembre de 2008

El martes de la semana antepasada fuí con la doctora, esperando me dijera algo que necesitaba escuchar desde hace meses, que mi cara había mejorado y que ya podía dejar el tratamiento.
Con voz medio temerosa y bajita le dije que no me había tomado las pastillas como ella me había dicho, que no me las habia tomado ese ultimo mes porque me habia ido a Brasil y no habia tenido dinero para comprar una caja con 30 pastillitas sabor a plastico para solo tomarme 4.

Mientras me inspeccionaba la cara con una lupa gigante y con esa luz que cega los ojos, me hizo decirle cuanto tiempo entonces tenía sin tomarlas. Le dije que era un mes, justo 4 semanas.

Estas bien, no necesitas tomarlo mas. Qué siginificaba ese 'NO NECESITAS TOMARLO MAS'? osea...no sabía si gritar, dar las gracias, respirar y decir Gracias a Dios o simplemente alegrarme por algo tan bueno; me quedé entonces asi...insensible a la noticia.
Solo una limpieza más y los últimos $450 pesos invertidos en ese tratamiento que duró más de un año.

Estuve bajo tratamiento para mi rostro desde agosto del año pasado y 6 meses antes tuve el de los intestinos que me prohibía tomar mas de 3 copas, por lo tanto estuve un año y medio sin tomar gota de alcohol. A partir de ese martes, podía con toda confianza y libertad tomarme mis alipuses antes acostumbrados y aún así me resistí un poco, me desacostumbré y la verdad el deseo de tomarme unas chelas no era tan fuerte.

El sabado antepasado me tomé 2 caipirihnas y dos vasos pinches de cerveza con limón. Me dormí a las 3 de la madrugada y a las 7 estaba frente al escusado vomitando.
Mi panza ya no aguanta una revoltura de vino, en este caso aguardiente de caña brasileño, y cerveza, ademas de las 3 ordenes de tacos al pastor que me propiné a lo largo de la fiesta.

¡Puts! tendré que rehacer mi cayo. Y mientras eso sucede:

¡SALUD!


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