18 de septiembre de 2008

Tortillas de harina.

Hace dos dias me sentí como niña de nuevo. A mi mamá se le ocurrió hacer tortillas de harina y yo ya hace tiempo le había pedido que me enseñara bien a hacerlas, pues, cuando ya no viva en casa o sabrá Dios cuando, querré hacer y necesito saber cómo.

La luz de la cocina se veía igual, inclusive hasta el ambiente fuera de la casa parecía el mismo como cuando era más pequeña. Hacía frio y la calle se escuchaba desierta, había llovido todo el día.

No pareció dificil. Creí que el 'amasar' era lo más dificil, pero ya no lo creo. Para lo que fuí un rotundo fracaso fué para 'palotear' los testales que tenía que convertir en circulos que formaran las tortillas. Mis circulos parecían mas bien guaraches o mapas dibujados por un niño de primaria. Nomás no pude...y cuando le agarré la onda, mi madre se había deseperado pues tardaba más de 5 minutos para que me quedara mas o menos el mentado circulo de masa.

'Necesitas practica, es todo, despues vamos a tener que empezar mas temprano' me dijo. Méndiga se rió tanto de mi por mi escasa habilidad. Claro, como ella tiene años haciéndolas.

Recordamos cuando ella se levantaba todos los días, durante años, para hacer tortillas para los burritos que vendía en la maquiladora de pantalones de mezclilla que estaba a unas cuadras de mi secundaria. ¡Cómo no iba a hacer circulos perfectos con esa experiencia!

Terminamos y a decir verdad quedaron deliciosas.

'Que al cabo no entran rodando...nos comeremos tus guaraches, qué tiene' Sonrío y sirvió los frijoles en el plato, sacó la crema, el queso y la salsa para luego sentarse a la barra sorbiendo su café.

Cocí la última tortilla irregular y me senté frente a ella a comerme mis deliciosos frijoles.

'Comida de pobres' Dijo.
'No mama, esto de ninguna manera puede ser comida de pobres...para mi no. Está riquisimo' Cené deliciosamente.

Nos acordamos cuando mi hermano y yo eramos niños y mi madre nos preparaba esa misma cena, tortillas de harina recién hechas y frijoles con crema, un vaso de avena o leche y la misma luz de la cocina. Si, eramos mas o menos pobres, pues no comiamos lo que hoy, ni teniamos lo que hoy ni disfrutabamos de muchas cosas que tenemos hoy...pero jamás me sentí pobre. Jamás sufrí esa pobreza de solo comer frijoles en la cena y un huevo tibio con sal por la mañana o esa de no comer galletas de sabores o de tener en la alacena bolsas de papas fritas gigantes, cereales con chocolate o una caja de frutsis en el refri como en otras casas; en mi casa habia galletas marias, zanahorias como botana por la tarde y chachitos con leche. Jamás me sentí pobre aunque lo fuera. Nunca sufrí las carencias, ha de haber sido porque mi madre siempre hizo lo posible porque no nos faltara qué comer y con lo poco que teniamos hacía maravillas.

Así, sentada frente a ella y comiendo frijoles me sentí de nuevo niña y le dije que quería volver a comer eso que nos daba de niños; avena, sopalpillas con azucar, frijoles, papas con huevo, huevos tibios, tortitas de atun y sopa 'agüada'.

'Yo nunca fuí pobre aunque tuviera menos que los demás, nunca me faltó que comer y lo que comía era delicioso, gracias a ti'

'Si, si me acuerdo...pobres pero felices.' Se levantó y se puso a lavar los platos. En menos de dos segundos cambió la conversación a no sé que cosa.

Solo me faltó mi hermano limpiando el plato con el dedo para que estuviera todo el panorama completito y mi papá llegando despues con el camión, a contar el dinero del día.

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