Me sigo maravillando. Me sigo extasiando y se me sigue poniendo la piel chinita cada vez que me veo en ello, cada vez que la música, la danza y un escenario se conjugan para hacerme feliz.
Aún no pierdo esa capacidad de asombro, de aprender y de disfrutar lo que se ha convertido en mi vida desde que me acuerdo.
Ayer en el teatro, esos nervios tan extraños, las cosquillitas en la panza cuando se iba a abrir el telón, ver a los participantes bailar y estar inmiscuida en ese espectaculo me hizo sentir magia.
No puedo siquiera encontrar las palabras para describirlo. Me llenan esas ganas de hacerlo toda la vida; de bailar, de sentir la música y de crear ese estilo de vida siempre...
Me siento feliz y nada mas existe. Si hubiera participado...esos sentimientos y sensaciones se hubieran triplicado. Pero no importa.
Estar en Rarajípame ya no es un lujo, un pasatiempo o diversión. Es un estilo de vida. Unico, especial y extraordinario.
La música, la danza y un escenario, son unas de mis mejores terapias.
Brasil. Allá voy.
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