20 de abril de 2008

Sin ton, son ni nombre 6

A veces no tenías nada que hacer y entre horas libres y pocos amigos en esa carrera que decidiste escoger, pero en la que tenías mucha fé, encontraste algo. Solo tuviste que cruzar el pasillo, ese que divide a los economico-administrativos de los ingenieros. Por ahi estaba una conocida: Bertha. No te costaba nada saludarla y hacerte el menso sentandote a su lado.

Nada relevante. Te habias dado cuenta quizás que había enbarnecido y que ya no usaba esos frenos que la afellaban tanto. Es mas, hasta podrías decir ahora que no era tan feita. Pero de repente alguien llegó y eclipso las nuevas y buenas intenciones hacia Bertha. Era Adriana, la criatura más bella que jamás hubieras visto. Era blanca, con los chapetes naturales, de unos ojos grandes y bien vivos, de labios delicados muy bien delineados, de cabello castaño y una excelente figura.

Se sentó con ustedes. Saludó insipidamente y comenzó a hablar con Bertha. Metiche como siempre, no se te pudo escapar introducir tu comentario, esta vez con el afan de hacerte notar y claro de ayudar. El asunto era el cómo iniciar el trámite para una beca. Tu solo hablaste y auxiliaste a esa chica con lo respectivo.

Soy Esteban, mucho gusto.

Se llegó la hora.

Y empezaste desde ese momento a estar seguro que las cosas no son casualidades...sino meramente causalidades. Pues a partir de ese día, comenzaste a verla, por los pasillos de la escuela, en la cafetería, en la papelería... y a ti se te iban los ojos y se te aceleraba el corazón.

Te hacía sentir cositas chiditas en la panza, suspirar y perder la vista en el cielo como pendejo. Solo deseabas verla, acercarte...comertela si era posible de un bocado y en una sola tarde. Querías que te notara, que se diera cuena que eras para ella, que la deseabas y que no habia otra cosa más que te hiciera sentir como no lo hacías antes.

Pasaban los días y todo para ti era lento. Conseguías si acaso un hola...una mirada cruzada. ¡Te morías por tener mas contacto!

Una buena noche...paseando con tus amigos, llegaron a un lugar. Cómo es que fuiste a dar ahi? No lo sabemos. Pero entraste y todo era raro, oscuro, olía demasiado a marihuana tanto que podrías andar chemo sin siquiera fumarla, música electronia y esas cosas... y de repente ahi estaba ella.
Dentro de un grupo de gente, sus ojos no podías confundirlos...ni esa sonrisa que te quitaba la respiración.

-Hola. Oye tu estas en el Tec, ¿cierto?
Sonrío y eso te dió tanta confianza.
-Si. Tu tambien. -Vaya, sabía quién eras, o al menos eso creian los dos.
-Si, soy amigo de Bertha. Esteban.
-Ah si...qué tal...

Y se dió. Lo habías conseguido. Era tan encantadora que podrías estar ahi, solo escuchandola, mirandola, rozándo su piel por instantes...toda la noche. Se mostraba interesada, agusto, era su momento.
Y decidieron no sabes en qué momento, salir de ahi. Ni recuerdas porqué o para qué fué. Era una noche cálida de octubre.
Era una chica como ninguna. Tenía un auto peculiar de color crema, viejo y desaliñeado, pero con un original toque. Tenia dentro a tu grupo favorito: The Beatles. ¡No podría ser mejor!
Y charlaron de cosas...y de otras tantas. Y le cantaste una canción...y tomaron cerveza. Y te miró. Y sentiste que en esos ojos podría estar todo y que en esa boca cabías tu.

El celular sonó. Eran tus amigos. La fiesta habia terminado. Poco despues llegaron quienes acompañaban a Adriana...y te acompañó a encontrarte con tus amigos. Y sin pensar y bien queriendo, tomaste su mano, y aceptó. Sus dedos se entrelazaron y se sentía tan bien. Era mucho mejor que todo tu día entero, mucho mejor que esa canción de los beatles que acababas de cantar.

Y te despediste y se despidió. Y te fuiste, con una sonrisa en el rostro, con un cúmulo completo de ilusiones, con tu cara de pendejo y con la cara de Adriana en la cabeza.

Ahora solo tenias que conquistarla. Hacerle ver que para ti ella era lo que tu querías.

Y ese día comenzó.

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