20 de abril de 2008

Desde el Ctrl-V

Como tan rápido pasa el tiempo. Y cada vez que creces más, los años transcurren y 'maduras' las horas, los días...ya no son nada.

Antes un año escolar era una eternidad...Ahora el semestre se va volando.

La vida se va volando.

Y recuerdo justo y preciso el día que te conocí. Era mi primer dia en la secundaria. Tenía apenas 11 años y mucho miedo.
Nadie de la primaria había escogido ir a la 3013, mas sin embargo seguí fiel a seguir lo que mi hermano, como siempre.
Tardé un poco para hacerme notar. Pero ahi estabamos. Coincidimos.

Esa tarde se quedará en mi mente por siempre. Era de química; nuestra tarea era formar una maqueta con moléculas. Me diste las indicaciones para llegar a tu casa, era un fin de semana y mi madre me llevó hasta donde comenzaría a pasar las tardes de los siguientes 3 años...5 años...8 años.
Ya estaba Roy ahí, el muchacho moreno con ojos pequeños que no recuerdo acaso como era su voz o sus gestos. Tu hermana, QBP, nos ayudó a formar las mentadas moleculitas. Y entre pelotitas de unicel, picadientes, pintura y elementos químicos transcurrió la tarde.

Fué la mejor. La mejor maqueta que habían hecho para la clase. Si acaso la maestra Cristy le tomó cariño, puede ser que aún sobreviva. Y de ahí hasta ahora hemos hecho un buen equipo. Tu en lo práctico yo en lo demás o en nada.
Lectura, redacción, creatividad, marionetas, escenografías, obras de teatro, baile...
Y comenzaste a disfrutar de mi pasión y terminaste haciéndola tuya, bailar era para ambos lo mejor en lo que podiamos gastar nuestro tiempo.
Todo nos fué tan fácil, que querernos se dió sin dificultad. Puedes mirarme a los ojos y saber qué siento y porque lo siento...qué me pasa? te bastaba con mirarme.
Y era grato despertar e ir a la escuela a contarte lo que la tarde anterior habia ocurrido. Fuiste mi confidente tantas veces.

Fuimos y somos tan distintos. Te admiro muchísimo. Eres la persona que más paciencia me ha tenido despues de mis padres. Tu cadencia para manejar mis estados de ánimo, tu sensatez para darme un coscorrón y enseñarme lo correcto, tu enorme corazón para amarme y defenderme como a una hermana, tu tranquilidad para escuchar mis gritos y para decirme aún no es tiempo.
Tanto...tanto tengo de ti que me lo llevo hasta la muerte.
Y es que este amor filial que se siente, que se vive...es único.
Desde el Ctrl-V hasta el Ctrl-Z y el gatillo de Guerrero, desde cómo quedarme callada hasta como poder decir una mentira piadosa, desde ser unos niños pubertos hasta vernos hoy como adultos.

¡Te adoro Humberto!

Gracias por ser mi mejor amigo.

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