4 de febrero de 2008

A veces me es más fácil escribir, mucho más que hablar las cosas. En ocasiones las palabras no me salen, o las ideas no se aclaran, se revuelven, se tornan incongruentes. Otras tantas el sentimiento me gana, sentimientos tontos, sin razón, extraños y fuera de lugar.

Soy una tonta, una mujer de 22 años que parece sigue en sus 18 o en los 13...pues siento y pienso de igual manera, me atemorizo por lo mismo, me da escalofríos y me arrebatan las mismas circunstancias. El problema aquí es que aún sigo resolviendo las cosas o actuando ante ellas de igual forma. Me son tan dificiles, y si, definitivamente soy yo la complicada y ellos tan simples que no entienden, me son tan inciertos, tan ajenos.

¡Tan adorables y tan pendejos! [como bien dijo alguna vez mi amá] y yo, tan...tan...si, igualmente pendeja que no se lidiar con ellos y conmigo al mismo tiempo.

Neta, que si fuera hombre y me topara conmigo, me desesperaría, me mandaba al carajo al instante. ¡Qué cosas son esas! Es si o es no, no hay con que: 'si pero pérame', 'este si, pero no' 'no pero si' y esas mamadas con las que salimos las que somos del género femenino.

Unir mi razón con mi 'corazón' es bien complicado. Y cuando se trata de añadirle un tercero en discordia: 'mi cuerpo', se pone mas turbulento y dramático.

¡Ah que la chingada!

Me iré a dar un tiro.

Perdonenme todos aquellos que vivieron la situación en la que yo, nomás no decia cosas claras y lo que salía de mi boca no iba deacuerdo a lo que mis actos, mis ojos y toda yo hacían ver. ¡Ah pues!

Al fin de cuentas soy vieja. Y eso, esa parte de serlo, no me gusta.