12 de octubre de 2009

Verdaderamente no hay nada más incomodo y hasta casi triste que pelearte con la otra única persona que vive en tu casa, porque de cualquier manera te la vas a topar, la tienes que ver o tendrás que decirle algo. No es para nada chidito pelear, entonces por una pendejada, es todavía peor.

No entiendo cómo es que en casa no podemos guardar compostura, bajar la voz, calmarnos y pensar las cosas. La cabeza se enciende y no piensas. No entiendo porqué nos es más dificil hablar 'como la gente' con nuestra gente. Casi nunca, me atrevo a decir, que he podido hablar con mi madre sin que alguna de las dos levante la voz, se crea ofendida o se ponga a la defensiva, aunque sea sólo porque defiende su opinión, mientras llegamos a un acuerdo o se intenta persuadir.

Parece no entender razones, parece que no acepta que puede equivocarse, no escucha jamás, ese es el peor defecto de mi querida madre, no escucha nunca. Lo que más coraje me da es que en la casa soy yo quien soy la histérica, la que grita...y es ella quien levanta la voz o comieza a estar a la defensiva en un segundo.

Y ambas nos conocemos y no se puede, seguimos así, obstinadas a que quien falla es la otra. ¿Qué le cuesta callarse y escuchar? ¿Qué me cuesta tener paciencia?

No hay nada más incomodo, que pelear con aquella única persona, que por la tarde, al llegar cansada del trabajo, es la que puede hacerme sentir mejor.

1 comentario:

Jonathan dijo...

¿Será qué se llega a una edad en la que se nos tapan las orejas?.. simepre me quejo de la gente que no sabe escuchar, pero mirando alrededor me topo con muchas personas con la misma cualidad. :/

lindo post. suerte con tu má :D