17 de octubre de 2009

Del día de mi cumple.

Lo mejor en circunstancias como esa-y en miles más- es no esperar nada de nadie, nisiquiera de los que deberías esperar algo porque todo es tan impredecible que lo más factible es que te dejes llevar y que las cosas pasen y ya.

Cuando no se espera nada de nadie, es cuando más capacidad de asombro puedes adquirir y cuando sobresalen aquellos a los que pudiese importarles algo tu persona.

La felicidad se adquiere tomandole cariño a aquello que se tiene, lo que se hace y a lo que no también; a los pequeñitos detalles que forman tu existencia y tu manera de ver las cosas. No esperar nada de nadie te predispone a agradecer lo poco que te den.

Yo por eso ese día fuí feliz y no pensé en lo que me faltó, porque recibí de aquellos que no esperaba tener nada el mínimo detalle que alumbró mi día.

¡Felices 24! un pastel de chocoflan, globos, mañanitas y abrazos...mi familia, carne asada y musiquita en vivo.

No esperar nada de nadie ese día fue lo que lo hizo chidito.

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