31 de julio de 2008

Brenda...

Hoy como muchas otras tantas veces pensé en ella, pero diferente, comencé a recordar el cómo la conocí y que las primeras impresiones a veces se equivocan mucho y se difuminan con una sonrisa. Han pasado años. Tambien recordé cuando me confesó estar embarazada y lo dificil que había sido contarmelo, incluso muchisimo mas que el haberselo dicho a sus padres. Eso para mi fue un halago, pues el darle batalla el cómo decirmelo era interesante. 'Sabía que me ibas a regañar y que te iba a doler, no sabía cómo decirtelo, pero tenía la necesidad y la obligación de hacertelo saber, quiero que estes conmigo'
Extrañamente me lo dijo por el messenger, una tarde que había salido de trabajar y yo estaba de ociosa en mi casa.
Nos cambió la vida, a todos. Mi madre lloró al escuchar la noticia y yo, comencé a sentirme diferente, nuestro futuro juntas ya no sería lo mismo, ya no podríamos crecer juntas de la misma manera, al mismo ritmo y menos en las mismas circunstancias. Los viajes, los hombres, las borracheras, las salidas de noche, la escuela, los amigos, los proyectos de vida nuevos eran para ella ya cosas de segundo plano, ahora debía dedicarse y estar para su bebé.

Era la clásica chica con cara de mala, con fachada de malandra, con sus 'cuernitos' sobre la cara y una cola alta estirando la piel de sus sienes y haciendo sus ojos un poco más chinos. Pelirroja en aquel entonces. Estaba en el mismo grupo y ya.
Un día me preguntó en dónde y a qué hora eran los ensayos. Quería entrar al grupo. Le di la información y ya.
Al día siguiente ahi estaba. No era buena, pero le echaba ganas. Dió la casualidad de que tomamos el mismo camión a casa. Se sentó un asiento adelante de mi y no se ni como fue que comenzamos a hablar. La hice reir, mucho, yo creo que con eso fué que me la gané. Sin pensar ya teniamos conexión y comenzamos a juntarnos en la escuela.
Siempre hemos sido diferentes, ella ruda, fuerte, altiva, determinante, coqueta, sin miedos, inteligente, practica... y yo, pues asi como soy. Buena combinación.

Durante los años de adolescencia tuvo cambios, como todos, pero bien marcados. La conocí gustandole Cipres Hill, las oldies y las rolas 'tumbadas' además de estar enamorada de los Backstreet boys, le metí en la cabeza el buen rock y comenzó a saber que la buena música siempre hace bien. De chola malandrina comenzó a hacerse metalera, a vestirse de negro y a pintarse las uñas, a usar calaberas y esas cosas. Su gusto por lo astrología, las cosas mágicas y esotéricas se hizo todavía más marcado, aprendió a leer las cartas y comencé a digerir sus supersticiones a flote. Después comenzó a dedicarle poco tiempo y mente a eso del vestir y se hizo 'normal'. Al entrar a la facultad de Contaduría, su color: el rosa. Ahora pensaba antes de irse a dormir qué iba a ponerse al día siguiente, las minifaldas, los labiales sutiles, el cabello planchado y los zapatos de tacón eran ahora su fuerte. No cabe duda, que pasó por tanta cosa hasta que encontró lo que ella es. Ahora, es normal, común y corriente y carga con todas esas facetas y las guarda en el bolsillo por si acaso le son útiles.

Mis primeras pedas, mi primer novio que conocieron en mi casa, mi primer relación larga, mis primeros logros en danza, mi primer banda, mis mejores años, la primera vez que vi el mar, la primera vez que 'murió' de borracha, mi depresión y cientos de cosas más fueron estando juntas.

La primera mujer a quien besé en los labios y con quien se ha convertido en la más inocente forma de decir ¡Hola! y ¡Adios!

Tanto que aprendí de ella y tanto que pude enseñarle. La extraño, la extraño tanto.

Brenda. Dios te guarde siempre.

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