24 de enero de 2008

Sin ton, son ni nombre 3

Te levantaste tempranito, como casi nunca, ahora tuviste holgura en el tiempo, desayunaste.
La casa estaba fría, oscura y solitaria. Tus papás dormían y fuiste cuidadoso con el ruido.
Todo fué igual, parecía un día común y corriente, todo normal...por el momento, pues tenías un ánimo optimista. Bajaste al baño, te quitaste las lagañas, te aseaste y fuiste luego directo a la cocina. Como te es costumbre desde que estabas en la secundaria, encendiste el [o la, pa no discriminar] radio sólo para saber la temperatura y decidir qué tan 'entrapajado' te vestirías. Con calma preparaste dos molletes ¡con lo que te gustan los molletes!, el complemento fué una taza de avena que tu madre preparó la noche anterior.
Te lavaste los dientes y subiste de nuevo para ponerte guapetón, sentías que tenías un no se qué que que se yo, justo en ese instante.
Saliste y tomaste el autobús. Ahora fuiste tu quien lo esperaste, ya no corriste tras él o caminaste 4 cuadras para tomar otro, estuviste ahi 5 minutos antes. Parecía que poco a poco las cosas surgían bien y que pintaban aún mejor, sabrá porqué. Tu ánimo se fué para arriba, te sentías algo presuntuoso.

El camión iba lleno y te tocó ir de pié. Harto viejo verijón-talegón [no por tener demasiados huevos, si no por tener el femenino de estos] ocupando la mayoría de los asientos y contigo paradas, varias mujeres. Eso realmente te molesta. Podrías pasarselo a mocosos pubertos que poco saben de modales y caballerosidad, pero a cabrones que bien pudieran ser tus padres, ¡inaceptable!.
Te molestó un poco, pero le dejaste de poner importancia cuando una gordita arremetió contra ti golpeando tu trasero con el potencial bulto que representaba el de ella. Ahora eras tú víctima de acoso sexual en el transporte público. ¡Se aprovechan porque eres cual varita de nardo! Alto y delgaducho.
De repente una señora te miraba de reojo y con cierto raro interés. Despuesito de eso te percateaste que no era sólo ella quien te observaba. Otra muchacha, bonita por cierto, te miraba desde unos 4 asientos atrás y se sonreía picaramente. Y miraban y miraban.
Tu ánimo repuntó. Te sentías todo un galansete, aunque si bien fueras un fideo alargado.

-Si no toy tan pior- te dijiste.

La mitad del camino fué así, la otra mitad te sentaste. Llegaste a la escuela, caminaste por el ancho y largo pasillo, atravesaste la explanada y llegaste hasta el punto de reunión, ahí donde tus compañeros y la demas parvada se juntaban.

Parecía un día de esos en los que la mirada de la gente tiene algo diferente. Te percatas que pareces ser más percibido, te ven, como si quisieran que te dieras cuenta de ello. Te sentiste interesante. Ese día tenía algo bueno quizás, no por algo te habías levantando 15 minutos antes y no se te había pasado el camión, ¡habías llegado temprano a la escuela!
Se te fué el tiempo, se dieron las 8 y llegaste al salón donde te topastes con un que otro, saludos, miradas...7 minutos tarde.

Llegaste a clase. ¡Pasaste una vergüenza! que todo rojo te pusiste y entendiste que ese día no era tan diferente, que no pasaría algo tan extraordinario, unas con otras...te sentaste en la banca del fondo, encorbado, con una sonrisa y cara de estúpido, después de que el profesor te dijo:

-'Pásele, pásele...y por favor, joven, abroche usted su bragueta'-.

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE ondas mi moja, aquì pasando a como dicen los EMO rayarle chido.


Nos estamos viendo por msn mija!