20 de febrero de 2012

'Rompida' de corazón

Hoy, como otros días (sí soy patética) me acordé de ti y de cómo rompiste mi corazón aquel Noviembre del 2009 en la ciudad de México, dos días después de que fuímos a uno de los mejores conciertos en los que he estado, de esa banda que sus canciones me parecen justas para el cachondeo, donde se me aguadaron los calzones y salí con pipí en la cabeza.
Me acordé de lo tonta que soy cuando me enamoro, de lo ciega que puedo estar cuando quiero a alguien. Te entiendo, te pasó lo mismo que a mí contigo. Te enamoraste y te cegaste. Lo bueno fué que a ti si te correspondieron.

Tu mismo me dijste que cómo era posible que se estuviera con alguien que no me tratara bien. ¿Te acuerdas? Por eso te fuiste y fué lo mejor; sin embargo no me merecía que tomaras mi mano o besaras mis labios sólo cuando nadie que nos conociera nos mirara, que ese día salieras temprano, me mintieras y que acertada o desgraciadamente en la ciudad más grande del mundo, habiendo millones de personas, te viera caminar por el Paseo de la Reforma con ella, después de que dejaste que me las arreglara con una mujer que apenas conocía y que valientemente aceptó acompañarme a dar un paseo por Chapultepec. Salvó mi día para ser sinceros. Y no sé si no se dió cuenta o fué tan sensata para disimular, y muy bien, que supo lo que pasaba y además aliarse conmigo al decir que 'tu amiga' era bastante desagradable. Tampoco merecí que intentaras subirme el ánimo que bien sabías, tu habías tirado al suelo, diciéndome que al día siguiente la pasarías sólo conmigo, justo como los hombres que engañan lo hacen. Así fué, pero no dejaste de mandarle mensajes a su celular mientras recorríamos los pasillos y jardines del Castillo de Chapultepec; y no, no valió la pena haberte visto ser timado por un merolico, ni el desayuno, ni la pelea estelar de box en la habitación, ni el café, ni el boleto del concierto que no dejaste que te pagara, ni haberlo intentado de nuevo y haber fracasado. No tenía corazón para eso. Te lo habías llevado ese día y lo tiraste muy cerca del Angel de la Independencia. Cuando me dijiste que era algo emocional y no físico, te dí la razón, pero no te dije cuál era: no podía hacer el amor con alguien que no me quería y que intentaba hacerlo sólo para consolarme después de haberme roto el corazón.
Estoy bien mensa, lo sé, pero no me lo merecía. Me trataste mal, por eso te fuiste, por eso te tenías que ir.

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