20 de noviembre de 2009

Pendeja....

Ya ni sé qué tan pendeja soy. No sé si sea un estado natural, parte de la inestabilidad emocional inherente de ser mujer, de que sea amor, de que no lo sea (ya ni sé qué es peor), de la escasa capacidad de razonar cuando me retumba el corazón.

Pa' que nos hacemos, si soy bien pendeja: porque ahi voy, como perrito faldero trás él, como caballo sin mirar a los lados; porque creo que pasará lo que quiero, porque lo idealizo, porque me hace feliz camuflageadamente.

Si, estoy bien tonta. Porque nadie me obliga a ir, porque nadie me asegura que me quiere, ni él mismo, porque me quejo de aquellas que se empelotan con un gañan o con alguien que no las merece...y corro tras el que vive a kilometros de distancia, que vi por última vez hace dos años y que me besa únicamente cuando nadie nos ve.

¡Pendeja, pendeja!

Dicen que el amor apendeja...pero más bien duele, duele saber que no quiero esto, pero a él lo quiero tanto. Duele saber que no es ni será para mi, que de nada sirve, que la lucha está perdida, que se queda ahí, en eso, que ni idea tengo de qué es exactamente.

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